Ubicado a unos 3 km de la Jonquera sobre una peña granítica de cónica encontramos el Castillo de Rocaberti, una edificación milenaria de la que hoy solo quedan sus ruinas. Por su posición estratégica esta fortaleza domina los pasos de Le Perthus y de Panissars, por lo que fue objeto de diferentes disputas por dominarla. El castillo tuvo un lugar preponderante en batalla del puerto de Panissars ocurrida en 1285.
El castillo tiene unas reducidas dimensiones para adaptarse al poco espacio al terreno irregular de la cima de colina donde se encuentra emplazado. Entre las ruinas que se mantienen actualmente se puede distinguir el portal de entrada que presenta sillares pequeños que se cree datan del siglo XI, así como tres estancias en la que se puede apreciar algunos vestigios de sus bóvedas.
Se aprecia también la cisterna excavada en la roca, la torre triangular y una capilla ubicada en su extremo noroeste que fue construida en honor a San Romano y data del siglo XII.
Una antigua leyenda cuenta que el castillo de Rocabertí fue habitado en tiempos muy remotos por seres fantásticos que presentaban una forma mitad humana y mitad animal, se les conocía como simiotes. Estos seres cubiertos de vello acogieron a un extraño viajero que sopló sus dedos para calentarlos, algo que sorprendió a estos seres que desconocían esta práctica.
El rey de los simiotes brindó un caldo muy caliente a su inusual invitado y éste sopló el líquido para enfriarlo un poco y poder beberlo. El extraño comportamiento del viajero hizo pensar a los simiotes que se trataba de un brujo y de inmediato lo expulsaron del castillo.
Otra leyenda cuenta que el castillo de Rocaberti era habitado por hadas, a las también se les conocía como mujeres de agua, las cuales eran muy buenas hilanderas y ofrecían su hilo mágico a los habitantes de la comarca, una chica de la localidad encontró el huso mágico de las hadas y con él logró hacer mucho dinero, pero un día todas la piezas hechas con dicho huso desaparecieron y con ellas su fortuna.